Fecha: 22 de febrero
Ponente: Olga Soldado
Comadrona y monitora de lactancia de la asociación canaria
prolactancia materna
Se trata, realmente, de PARTO FISIOLÓGICO. Este es el proceso donde actúa, no la mente, sino el organismo, que pone en marcha todos los mecanismos para que el parto sea natural.
El organismo, a través de las hormonas (mensajeros), organiza el cuerpo y lo equilibra. La hormona que induce el comportamiento maternal tras el parto en la primera hora es la oxitocina.
La oxitocina: la hormona del amor y del altruismo.
En la mujer, esta hormona favorece las contracciones del útero. En el hombre, favorece la secreción de espermatozoides. Es la hormona reina del parto, la que provoca las contracciones en el parto. Cuando hay 4-5 cms. de dilatación, el nivel de esta hormona está alto y pide relajación. A su vez, en el postparto, favorece la contracción de la glándula mamaria y la salida de la leche.
Además, la oxitocina influye en el comportamiento de la mujer. La secreta en las relaciones sexuales y también le ayuda a conectarse con su cuerpo.
La adrenalina nos pone en alerta, especialmente cuando hay tensión, desconocimiento del medio y de quién nos va a atender. Si la adrenalina está alta, se frena la secreción de oxitocina.
Nuestro gran enemigo siempre es el “cerebro pensante”, porque frena las facetas del amor: en las relaciones sexuales, en el parto y en la lactancia.
La matrona: la acompañante del parto.
La matrona tiene como objetivo que el nivel de oxitocina sea lo suficientemente alto como para que la mujer se desconecte del pensamiento, de las ideas. No se trata tanto de enseñar a la mujer a parir, sino dejarla que alumbre. Para ello, el ambiente es esencial. Este influye en que en el cuerpo se desencadenen las hormonas que ayudan al parto. Es importante que haya poca luz, tratar de no estimular el lenguaje y dejar que el proceso ocurra.
Las nuevas tendencias en el parto consideran que la mujer tiene el poder y la capacidad de parir y lo que hay que hacer es proporcionarle las condiciones adecuadas. No tocar es respetar el proceso del parto, no es no hacer nada.
Las endorfinas: el sistema de recompensa.
El dolor del parto ayuda a la mujer a protegerse, aumentando la secreción de oxitocina y creando en el organismo mecanismos para combatir el dolor a través de las endorfinas.
La endorfina (neurotransmisor) está relacionada con la prolactina (secreción de leche). Desde la semana 22 del embarazo se empieza a producir el calostro. En muchas ocasiones, el primer síntoma de sentirse embarazada tiene relación con notar los pechos. Las endorfinas alivian al bebé y favorecen el parto, creando cierta adicción del bebé hacia la leche materna, de la misma manera que la naturaleza desarrolla placer en la relación coital para favorecer y asegurar la procreación.
Nace un bebé.
El parto es un volcán en erupción donde se necesita expresar. Cuando al bebé se le corta el cordón umbilical, todos lloran, necesitan seguridad, protección, supervivencia. El bebé ha perdido su libertad y su sentimiento de seguridad, y por eso se abraza a la madre.
El parto y el acto sexual empiezan en un estado de paz (caricias, besos) y terminan en un estado de guerra (mordidas), debido a la adrenalina.
La impronta, que es la primera mirada, es clave para desarrollar la capacidad de amar.
Un parto natural o fisiológico no aumenta los riesgos, mientras que la epidural y, especialmente, un ambiente de tensión, desconexión y falta de apoyo, favorecen la secreción de adrenalina y dificultan la secreción de la oxitocina y el buen desarrollo del parto.